martes, 1 de julio de 2014

Acto de presentación de Paseantes hoy

Rafael González, Pepe Jesús Sánchez y Cristina Santamarina

Fragmento del Prólogo


Recomendar la lectura del libro que lectora y lector tienen entre manos no es preciso; explicar innecesario y desaconsejable. Sí merecidas alabanzas -ni de corte ni de aldea- y una encarecida invitación a que quien lea Paseantes hoy de Pepe Jesús Sánchez  haga un recorrido  desde el principio, a fin de no perder el rumor del río que sube en paralelo a sus variaciones, ni la brisa en el ascenso. Tramo a tramo, partimos de algunos de sus versos/hitos, hits: 


iguales aunque variables (XI), así estos poemas   dentro del caminar que asume un “sujeto paseante” que no ha renunciado a la palabra. Igualdad en su fluir, variación en el decir, desde el asombro y la serenidad que el lugar ameno otorga, la identificación o extrañamiento de quien observa.
 
como sujetos indiferentes a las cosas (XXXIX),  también los animales son observados por el caminante, que se deja afectar por ellos sin manierismos; así el planto al perro Bobi, que se duplica en 2 tiempos -poemas XXI y XXV- nos cautiva, en un tono que pocos poetas de la tradición elegiaca occidental han llegado a alcanzar, y desde ya quisiéramos poner a dialogar con aquel  del poema juanramoniano de Animal de fondo  al que da título su verso final:  “la caricia tranquila del callado/en igualdad segura de expresión”. Segura la expresión y en igualdad variable.

Humilla la realidad en cada paseo al caminante (VIII). Somos seres que dan cuenta de lo natural con mayor o menor artificio. Poniendo a dialogar Paseantes hoy con esotra tradición oriental de escritura en naturaleza, el haiku, nos parece oír: a veces es preferible el haiku que no se escribe al que se escribe, y en esta medida, que lo que finalmente se escriba no sea haiku; sí que quede el poso de esa actitud del haijin que viaja sin equipaje ni comodidades: la sencillez, el deseo de transmitir sin metáfora ni excesiva elaboración. También la rotundidad, esa que nos quita la venda para lo esencial, loqueyaestabaahí. 

el rumor/venturoso del reguero en el /costado (XXII). Esa época en que la rima aligeraba el cansancio del camino y daba ritmo a nuestro paso, nos ponía a cantar despreocupados ya de la ruta a seguir, que en este tramo la senda corre paralela al río. En toda época la musicalidad: cantarines o el paseante que se despreocupa, deja de temer, su palabra de observador se vuelve agua, fluye entre el cuerpo y la orilla del sendero. El poeta andarín y el hallazgo de la expresión, que al volverse continuo, música.
Eva Chinchilla



 Aspectos de la abarrotada sala Función Lenguaje

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