miércoles, 29 de octubre de 2014

Acto de presentación de Arquitectura de la piel

Rafael González, María Jesús Silva y Juan Martínez

Prólogo


Este libro contiene escenas y visiones de amor explícito, pero no se detiene en ellas. Traza una historia natural amorosa que sobrevuela lo anecdótico, el álbum sentimental, para abordar con ánimo analítico, de constructora de edificios amorosos, como anuncia el título, la descripción del órgano o territorio que en la visión de María Jesús Silva registra los placeres y las heridas del enamoramiento. 
La estructura del poemario sigue la relación de dos amantes. La primera sección (“Huellas”) se abre con una conclusión desesperanzada:
                         Nosotros no tuvimos nunca un mapa con futuro 
A esa declaración sigueun examen del emparejamiento como fenómeno transformadormediante instantáneas significantes, una rememoración enun presente sucesivo de revelaciones consonante con eltiempo absorto del amor recién encontrado, en el que se desdibuja lo ajeno al momento.
Las siguientes secciones del poemario (“Escamas”, “Jirones”) muestran ausencias y dependencias, y el epílogo se inicia significativamente, cerrando un círculo, con una cita que cuestiona la posibilidad de comprender desde su vivencia el hecho amoroso, la conducta de los amantes. 
                        “¿Y si la piel, después de todo, nos engañaba”?
                                                           (Vanesa Pérez Sahuquillo) 
En estos poemas, María Jesús Silva se expresa en ocasiones con observaciones minuciosas de vocabulariodeliberadamente alejado de la banalidad amorosa(incisión, arquivolta, escalpelo, cicatrices), a la manera de una exploración técnica, y otras veces con imágenes libres, bellas y fuertes:
                        Puedes dejar hebras de piel
                        En cada esquina de la ciudad
                        Para colgarme de ellas  
Presente en cada página como guía del amor, nombrada casi en cada poema, la piel –el tacto, lo expuesto, lo ingobernable por la razón- es la protagonista de esta hermosa meditación en forma de poemario.                                                                                         
            Juan Martínez de las Rivas


Héctor Guedeja y María Jesús Silva en un momento del recital