lunes, 23 de mayo de 2016

Entrevista a Ada Soriano

(miércoles, 11 de mayo de 2016)

Ada Soriano  (Orihuela, 1963)

Dedicada desde temprano a la actividad cultural, fue codirectora de la revista de creación literaria Empireuma y colaboradora de la revista socio-cultural La Lucerna. Ha publicado las plaquetas Anúteba (1987) y Alimentando lluvias (2000), así como los libros de poemas Luna esplendente o sol que no se oculta (1993), Como abrir una puerta que da al mar (2000), Poemas de amor (2011), Principio y fin de la soledad. Ha sido incluida en varias antologías y traducida al inglés y al rumano.
Recientemente se ha presentado su poemario Cruzar el cielo, publicado por la editorial madrileña Celesta.
¿De qué le salva la poesía?
Mire, la poesía me mata pero me salva. Y es por eso mismo que al salvarme, me mata. Es un callejón sin salida. Me asiste y me somete. Lo mismo se comporta como una buena amiga que como una hija de puta. Concluyo en que ser poeta es un infortunio.
¿Un verso para repetirse siempre?
No es un verso, pero me parece muy acertado.
“… es aterrorizador pensar que hay tantas cosas que se hacen y se deshacen con palabras…” Es de Rainer Maria Rilke.
¿Qué libro debe estar en todas las bibliotecas?
A pesar de las interpretaciones desde una óptica religiosa, que no comparto, sin duda alguna, la Biblia. Todo lo contiene. De hecho, es el Libro.
Amor, muerte, tiempo, vida…,  ¿cuál es el gran tema?
Todo lo que nombra es el tema.
¿Qué verso de otro querría haber escrito?
Tantos versos me han cautivado que me resultaría difícil elegir uno. Me resigno a quedarme con los míos.
¿Escribir, leer o vivir?
Vivir, evidentemente. Cuando muera…
¿Dónde están las musas?
Musas, inspiración… Soy más feliz cuando no llegan que cuando se presentan, ya que me siento más libre, a pesar de que no pueda escabullirme del todo. Es que tienen la desfachatez de plantarse delante de mí sin cita previa.
¿Qué no puede ser poesía?
Lo que no es poesía, aunque algunos se empeñen en demostrar que todo vale.
¿Cuál es el último poemario que ha leído?
La senda honda, de José Manuel Ramón y el poemario inédito –ya a punto de salir a la luz- De exilios y moradas,  de José Luis Zerón. No suelo atenerme a un solo libro. Quiero decir, que tengo la manía de llevar varios en danza. Actualmente he incluido en mis lecturas nocturnas una novela de Julio Llamazares que lleva por título Las lágrimas de San Lorenzo.
Si todos leyéramos versos, el mundo…
Sería muy raro, ¿no?
Tres autores para vencerlo todo.
A lo largo de mi vida me he identificado con muchos poetas de diversas nacionalidades, al igual que con otros que no son poetas, pero que de alguna manera me han hecho sentirme cómplice de sus actos. No sería justo que nombrase tan solo a tres.
¿Papel y lápiz, teclado o smartphone?
Papel y boli. Me da igual de qué tipo de papel se trate y el color de la tinta del bolígrafo. Cuando sucede lo inevitable, escribo donde pillo. Me da igual que sea en la nota de la lista de la compra, en el reverso de un recibo del banco o en los bordes del sobre de Iberdrola. Después llega el teclado. Es un proceso lento. El caos antecede al orden y a la pulcritud. No obstante, cada poema guarda en sus entrañas su naturaleza anárquica.