martes, 21 de febrero de 2017

Reseña de Cruzar el cielo

Reseña en La galla ciencia
(20 de febrero de 2017)  




                      Cruzar el cielo 
                      Ada Soriano
                      Col. Piel de sal 
                      (Celesta, 2016)






Me quedé dormida y al despertar asistí al alumbramiento.

Este poemario llega a mis manos a través de un poeta magnífico, José Manuel Ramón, cuyo poemario La Senda Honda, también tuve la oportunidad de reseñar. Y Ada Soriano, poeta de Orihuela, ha sido para mí otro descubrimiento muy grato. 
Cruzar el cielo, es uno de esos libros distintos, que se recuerdan siempre, no por la calidad de sus poemas, que también, sino porque algunos son verdaderos hallazgos, como el que da nombre al libro, y otros, como De Vuelta, Viaje o Mariposas
El latido de Sylvia Plath está presente en la forma de escribir de Ada Soriano, y convierten este puñado de bien hilados poemas, en una suerte de conjuro oportuno bien cocinado. Una poética forma de acercarse a una realidad propia, un universo personal, a través de los ojos de la poeta, a cuya poesía me he acercado precisamente por este libro, y a la que procuraré no perder de vista, para asistir a la evolución de su poética.
Construyen Cruzar el cielo, diecinueve poemas mágicos, cosidos a mano. Y aunque no suelen ser de mi agrado personal los poemas excesivamente largos, sí que me ha llamado la atención la coherencia interna, incluso la voluntad narrativa de alguno de ellos. Uno de mis favoritos, El despertar de la memoria, es una evocación onírica del recuerdo. Emocionantes y poderosas imágenes: 

Y me hallé de nuevo en aquella casa 
con su escalón de siete pulgadas. (…) 
Recuerdo la vieja escalera, 
la que conducía al altillo, donde yacía 
la pizarra con una ecuación ya resuelta. 

Nosotros, vamos resolviendo ecuaciones, resolviendo la vida, avanzando, quizás, huyendo de ella. Es este el enfoque. Es posible. La búsqueda de un asidero, en la corriente del tiempo. Es justo lo que ofrece Ada Soriano. La invocación de los elementos, de las estaciones, de los ángeles, de la luz y la sombra, el amor, la locura, el miedo en la incertidumbre. Del posible refugio al desvalimiento.
La lectura de este poemario sin duda, provoca en el lector cierto desasosiego. A pesar de no ser precisamente vitalistas, irradian luz desde el interior, y esta claridad aleja a esta autora, radicalmente, de la voz de Sylvia Plath, o Anne Sexton,  aunque se rinda a las poetas suicidas un sincero homenaje en poemas como Te amo, en el que no se esconde una apasionada fascinación por la desesperación, por el anhelo de abandonar un mundo demasiado complicado. Ada, sin embargo, ofrece en sus versos fórmulas para sobrevivir, a la agorafobia, al peso de lo cotidiano, y se me antoja que a la asfixia en el mundillo literario, también. 
Lo vemos en el poema Hacia la concreción:

No se ama cuando se hurga en los contenedores de la fama 
para sentir el roce del halago y el sabor de la popularidad.

Desconozco el bagaje de Ada Soriano, sus lecturas de base, pero posee un lenguaje, una voz propia, bien definida, distinguible en el ruido, en la multitud. Y siempre es de agradecer que sea posible encontrar, en una autora, precisamente lo que se busca. Lo que se espera. La imagen de vuelta como en un espejo. La empatía, solícita, que reconforta la existencia.
Cruzar el cielo, es un libro digno. Un buen poemario para degustar con tranquilidad, pues agita los mecanismos internos. Poesía bien estructurada. Formas, bien acabadas, desde el punto de vista de la técnica de una autora que sabe lo que hace y lo que escribe, y ha trazado bien el camino para llegar al momento justo, al lugar deseado. Esos recovecos del alma, donde aún, es posible sentir el calambre, el temblor de la más pura emoción. 

 Rosario Troncoso