Los otros, sus voces, sus huellas,
transitan nuestro territorio interior configurando un laberinto en el que
dejamos hacer de guía a la memoria. Sus resonancias nos sirven para dibujar un
mapa con los trazos de los reencuentros invocados o los azares imprevistos. Ahí
aparecerá el cruce ineludible de los deseos y las esperanzas con los fracasos y
las pérdidas, del instante con el tiempo, de la vida con el vacío. Es en ese
mapa donde llevamos a cabo una búsqueda tan ficticia como real, tan imposible como
necesaria; donde representaremos la comunión del misterio y el temblor.
Paco Moral - Cuando la noche calló sobre Lisboa
El poemario se configura como el viaje
nocturno por un territorio que identifica una Lisboa espectral y un interior
herido por las ausencias. El tú conductor de ese viaje es un fugitivo de sí
mismo, y de los otros, que trata de conciliar los deseos con el recuerdo, y
que, asistiendo a ese cónclave de fantasmas invocado, dialoga con esa noche que
le muestra un paisaje de sombras. El mismo que le sirve al viajero solitario
para encontrar su imagen reflejada en el espejo de los otros, y para bucear en
el tiempo y lo irremediable, la distancia y el dolor, el instante y el olvido;
mas también en el anhelo, la esperanza y la vida: es decir, el amor.
José Luis Nieto Aranda - Diario de improvisaciones
Valiéndose de la
tercera persona, o mediante el uso de un yo poético, José Luis Nieto se
cuestiona muchos de los aspectos de la existencia, transitando desde el anhelo
auroral a un presente desencantado. La nostalgia y el escepticismo se funden en
unas composiciones donde hay tanta distancia (ironía) como implicación
(apasionado deseo). Lo que fue, lo que pudo ser, lo que es, lo que ya no será
(o quizá sí), son los ejes que vertebran estas palabras poéticas. En suma, la
obra es una arriesgada y lúcida indagación de la realidad.
Manuel Arduino Pavón - Residencia en la esfinge
Estructurado como una serie de
poemas en verso en contrapunto con textos en prosa, el libro constituye un
viaje tanto exterior –ese recorrido por un territorio mítico que es el Egipto
milenario– como por el interior de la conciencia de la voz poética, de ese yo
que articula el discurso y lo sustenta. Residencia
en la esfinge explora el simbolismo tradicional de una cultura ancestral en
clave poética poniéndolo en conexión con la experiencia íntima en la morada del
solitario, que no es otro que el propio poeta acuciado por las voces que le
asedian y le conforman (en el interior de su propia Esfinge). Paisaje exterior:
el del viajero por parajes exóticos; temblor interior: el desasosiego al
transitar a la deriva el río de la vida. Y para descifrar ese encuentro, la escritura
solar de la doctrina antigua que ilumina la penumbra de las noches de pedernal.
José Miguel Urbano Andrés - El sonambulista
En este primer poemario desfilan
por sus versos todas las inquietudes del autor, centrándose en el ser humano y
sus circunstancias vitales, con claras referencias al cine, la música y, sobre
todo, los viajes (otra de sus pasiones), como elementos generadores de
emociones y experiencias. Porque de un viaje habla este libro: hacia sí mismo ‒que
es tanto como decir hacia los otros‒ tratando de desvelar los enigmas que la
memoria atesora a lo largo del tiempo. Y todo ello caminando por un alambre tan
imaginario como necesario, arriesgándose a la caída en tan ineludible búsqueda.
Jorge Sánchez López - Errática textura
Errática textura es una obra que indaga en la relación entre la vivencia del cuerpo y su identificación con la escritura. La red de moléculas y poros es la condición para escribir con la palabra poética la historia íntima de la piel, de sus relaciones con el mundo, con los demás, y con su misma condición de posibilidad real. El conflicto con lo externo se plantea en un tiempo acuciado por ese enfrentamiento entre la libertad y la naturaleza condicionante, entre el riesgo y la certeza, entre lo que se es y lo que se desea. Cruce de texturas, errantes en su devenir, entre la dermis y la página por escribir mientras se sucede la vida.
José Óscar López - Vigilia del asesino
Un personaje sin nombre deambula por un territorio espectral construido con sus alucinaciones y sus deseos, como en una huida sin fin. Esta figura de imprecisa silueta y anónimo rostro es quien articula el tejido de este libro de inquietante título, Vigilia del asesino. Al paso del fugitivo se ofrecen ciudades monstruosas (habitadas por hombres y mujeres que se le antojan sobrecogedores) que son las escalas que el protagonista hace en un camino que no se detiene nunca, y que le devuelven, como en un espejo, una imagen monstruosa y fantasmal, fragmentada y multiforme, de sí mismo. Letanía insomne, road movie en verso, largo poema épico y alucinado, el poemario constituye un rosario desbordado de imágenes que se suceden como en una borracha epifanía.
Pablo Miravet Bergón - Vacancias
Pablo
Miravet es un poeta de honda reflexión filosófica como así lo muestran los
versos de este segundo poemario publicado, que quieren encontrar acomodo entre las grietas y los
intersticios del paisaje mental plasmado en el texto. Vacancias repasa en esas oquedades azarosas los
estados de ánimo de una voz que fluctúa entre el irracionalismo y el estilismo
conceptista, y que explora cadencias y ritmos para apresar trances inusuales, aprovechando
un tono -áspero unas veces, sutil y
doliente otras- que, bajo el
persistente silbido de la barbarie cotidiana, se ríe de los solemnes protocolos
de un mundo en quiebra.
Rafael González Serrano - Fragmentos de la llama
Recorrido inverso el que lleva a cabo
el autor de estos Fragmentos de la llama por la piel de un territorio que se
inicia en un recuerdo inconcluso (esa memoria clausurada) para acabar en el
asombro que produce la pulsión del descubrimiento, tras atravesar distancias y
laderas, eclipses y cimas. Como todo viaje es episódico, parcial y
fragmentario, y como en todo itinerario interesan más los diferentes
territorios recorridos que el incierto desenlace de dicha travesía. Lo
fragmentario es la sustancia de lo opuesto a un discurso que se pretenda
totalizador, de ahí la apuesta por una mirada tan voluntaria como intermitente;
percepción que es sabedora de sus
límites al transitar los pliegues del texto como a la búsqueda de sus oquedades
secretas, ahí donde habita el tesoro de lo innombrable, la preciosa e inasible
naturaleza de lo fugaz.
Luis de la Rosa - Espada de sentido
Articulado en tres partes, el libro Espada de sentido es una propuesta
poética sobre el significado de la existencia, sobre las sorpresas y las heridas
causadas en ella por esos encuentros inevitables que nos salen al paso. Desde
los poemas gozosos que se interrogan sobre el propio sentido de la escritura, o
desde la palabra que sabe rebelarse ante la falta de riesgo de lo convencional,
se explorarán sucesivamente las cosas, los objetos y los actos, siempre cargados
de un significado superior a su valor puramente descriptivo, para así arribar
al sentido que puede llegar a ser una espada que nos hiera con su carga de
conocimiento. Poemario lúcido que reflexiona, a la par, sobre el tiempo, la
muerte y la trascendencia.
Pepe Jesús Sánchez - Paseantes hoy
Estructurado en dos partes, Paseantes hoy es un poemario fiel reflejo de su título. El paseante, que es la propia voz poética –aunque el lector también pueda identificarse con ella–, recorre las experiencias vividas así como la esencialidad de las cosas, y su palabra discurre por un texto que constituye la plasmación de esos aspectos de la existencia. En la primera parte, el paseante visita lugares, cuerpos, recuerdos, todo aquello que el tiempo le permite atesorar en una memoria que reconstruye lo visitado; en la segunda parte, ese cúmulo de observaciones se torna introspección, de tal suerte que el paseante, en un ejercicio reflexivo, se propone interpretar las cosa y las vivencias antes observadas, aproximándose así al conocimiento de la realidad.
María Jesús Silva - Arquitectura de la piel
La piel se va delineando
desde que nacemos, va adquiriendo tono, fuerza, cicatrices, roces. Se estira,
se encoge, se tensa, se humedece, se seca, respira o se ahoga, a medida que se
moldea. Esto ocurre en el tiempo en que vivimos, a veces es visible a los demás
y otras sólo nosotros percibimos el cambio. Las emociones son las responsables
de esta arquitectura final, ellas van cincelando la soledad que aparece, el
silencio, el grito, el llanto, el sol, el viento, la sal, la hierba, el beso,
el rencor, la ausencia… Todo lo que nos curte.
José María Nievas - El día en el que nadie estuvo allí
En su primer libro publicado, El día en el que nadie estuvo allí,
realiza José María Nievas toda una exploración poética en el tema de la
soledad, sus características y condiciones. Indaga el autor los plurales
ángulos desde los que observar esta experiencia vital: tanto los necesarios para
el autoconocimiento como los que implican aislamiento e incomunicación. Así
aborda la soledad “buscada” y la “impuesta”, la “adquirida” y la “ajena”.
Partiendo de una experiencia propia, el poeta no propone sin más una confesión
personal, sino que, a través de la escritura poética, los textos alcancen una
objetivación que los haga reconocibles –y también reveladores– para quien lleve
a cabo la actividad lectora.
José Manuel Vivas - Los labios quemados
En los textos de los poemas se encuentra una sensualidad tan viva como,
en ocasiones, exaltada. Porque se trata de un canto a la pasión erótica
buscando en cada verso la consecución del placer y la entrega, de tal manera
que los amantes exploran con ahínco los rincones de sus cuerpos con en el ansia
del conocimiento recíproco. Para conseguir ese objetivo, el poeta se vale tanto
de las imágenes elocuentes como de un lenguaje rico e imaginativo. Y todo ello
a pesar de que, bien sabe él, en ese recorrido al final aguarda “una meta sin
otro destino que la fría y crepuscular despedida”.
Paul Valéry - El cementerio marino
El poema se ha
considerado como la contraposición dialéctica entre el No-Ser y la vida, entre
la Inmortalidad y el cambio, entre lo Eterno y el instante. Es cierto que se
trata de un poema meditativo, reflexivo, pero no por ello deja de lado las
cuestiones vitales. Es más, lo esencial es precisamente la afirmación de la
existencia, del cuerpo vivo frente a la rigidez de lo absoluto, que es tanto
como decir la muerte. Por ello, aunque, en un principio, el hombre quisiera
fundirse con el No-Ser en el éxtasis, el cuerpo le impulsa a rebelarse. Cuerpo
sin el que el alma no es nada. Aquí está presente el hombre con sus limitaciones
y defectos, con su finitud, frente a la inmortalidad y eternidad divinas.
Edward Estlin Cummings - Puella mea
El amor es la fuerza impulsora
del poema, que el poeta asocia con la naturaleza y sus estaciones, con la vida,
con la plenitud existencial, mas también con el tiempo y la muerte. En esta
obra hay marcados claramente un tú al que van dirigidos los emocionados versos
y un yo que es la voz del poeta exultante de dicha ante la amada. El mundo no
es sino una analogía de la pareja, sus cambios reflejan las uniones y separaciones
de la misma. Hay en su poema una celebración del amor sensual al modo de
experiencia religiosa, expresando con gran lirismo su fascinante caudal
poético.
Rafael González Serrano - Siempre la feria
En una feria del
libro –cualquiera podría valer–, un veterano escritor reflexiona, al hilo de su
encierro en una caseta de “dimensiones casi palaciegas”, sobre la vida
literaria; irónico discurso que sirve para poner en solfa muchos aspectos de
ese mundillo. Mas no se trata
simplemente de una crónica mordaz, una sátira paródica o un ensayo disfrazado
de ficción, sino de la puesta en marcha de un proceso mediante el cual se iría
gestando la narración, de tal forma que la escritura y el resultado se
identificasen. Hay, por tanto,
en el texto mucho de representación escénica, de referencias reales o fingidas,
de alusiones que se citan y divergen, de disfraces manifiestos o implícitos, generando un burlón juego de
espejos que refleja lo que es o lo que parece ser. Todo ello favorece una
lectura abierta y plural, libre de interpretaciones mecánicas o previsibles
esquematismos.
José María Piñeiro, Ars fragminis
Se trata de un
“arte del fragmento” porque es éste, y no un discurso totalizador, el que a
través del proceso de narración articula el texto. De esta forma, el autor
escruta y reflexiona sobre los misterios de la cotidianeidad, la literatura y
la escritura misma. Impresiones, sueños y lecturas constituyen la urdimbre
textual; y, azuzados por el asombro y la inquietud intelectual, forjan la
aventura poética ofrecida por la palabra en este libro. Porque “la naturaleza
de lo real es una multiplicidad de términos que sólo a través de la palabra se
deja, bellamente, conjurar”.